H. C.Lewis

La esencia de la Religion no es creer en la existencia de Dios o en el mas alla.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Fries

Jakob Friedrich Fries

J.F. Fries

Jakob Friedrich Fries (Barby, 23 de agosto de 1773 - Jena, 10 de agosto de 1843) fue un filósofo, físico y matemático alemán.

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[editar] Vida

Hijo de un pastor, Fries recibió su educación, como Friedrich Schleiermacher, en instituciones educativas de la Hermandad de Moravia en Niesky. Tras su formación teológica en el seminario de Teología en dicho lugar, desde 1795 estudió Derecho así como Filosofía, primero en la Universidad de Leipzig y posteriormente, desde 1797, en la Universidad de Jena, siendo allí alumno de Fichte. Después ejerció hasta 1800 como profesor particular en Suiza. Tras doctorarse en el mismo año con Fichte, también con él pudo en 1801 obtener una cátedra (Habilitation) y en 1805 fue nombrado profesor extraordinario, como su rival Hegel. Todavía en el mismo año fue llamado, sin embargo, para una cátedra de Filosofía y de Matemática elemental (que en 1812 aún se extendía a la Física) en la Universidad de Heidelberg. En 1816 se le llamó de nuevo a Jena, donde, sin embargo, en 1819 se le hizo emérito a la fuerza. En 1824 se le dio permiso para dar de nuevo lecciones de Matemáticas y Física y sólo con posterioridad se le permitió de nuevo dar clases de Filosofía; de ahí que su efecto como filósofo quedara bastante restringido.

[editar] Obra

Aunque Fries se apartó de los caracteres pietistas de la fe religiosa en que se crio, quedaron elementos religiosos estructurales determinantes para la evolución de su sistema filosófico. En su obra crítica sobre Reinhold, Fichte y Schelling (1803; reimpresa en 1824 como Polemische Schriften, «Escritos polémicos») presentó con claridad su posición filosófica en relación con sus contemporáneos, así como en los tratados System der Philosophie als evidente Wissenschaft (Sistema de la filosofía como ciencia evidente, 1804) y Wissen, Glaube und Ahndung (Saber, fe y presentimiento, 1805, reed. en 1905).

Su tratado más importante, la Neue oder anthropologische Kritik der Vernunft (Nueva crítica o crítica antropológica de la razón), de 1807 (2ª edic. 1828-1831), era un intento de dar una nueva fundamentación a la teoría crítica de Kant en la autorreflexión, y también a la «autoconfianza de la razón». La obra ha dado ocasión a que se le lanzara el reproche de psicologismo, si bien esto se ha discutido con frecuencia. En 1811 apareció su System der Logik (Sistema de la Lógica), y en 1814 Julius und Evagoras, ein philosophischer Roman (novela filosófica). Tras su llamamiento a Jena a la cátedra de Filosofía teórica (que incluía Matemáticas, Física y Filosofía moderna), emprendió una cruzada contra el romanticismo dominante.

Políticamente, Fries era un ilustrado liberal, nacionalista y unionista, que apoyó de múltiples modos a las fraternidades estudiantiles (Burschenschaften). Expuso su punto de vista en el libro Von deutschem Bund und deutscher Staatsverfassung (1816), que dedicó «a la juventud de Alemania»; en 1817, se presentó en el Festival de Wartburg (Wartburgsfest) como orador. En su polémica Über die Gefährdung des Wohlstandes und Charakters der Deutschen durch die Juden (traducible como «Sobre los peligros de los judíos para el bienestar y el carácter de los alemanes»), de 1816, se manifiesta claramente antisemita: caracteriza a los judíos como «sabandijas» (Gewürm) y propone que un signo en su ropa los distinga del resto de la población. Además, hace responsables a los judíos alemanes del creciente influjo social del dinero y alienta su expatriación de Alemania.

En 1819, los Decretos de Karlsbad, votados por los representantes de los gobiernos alemanes, pusieron fin a la influencia ulterior de Fries. Karl Ludwig Sand, el asesino de Kotzebue, se contaba entre los alumnos de Fries; una carta de Sand, que se encontró en casa de otros estudiantes y en la que se advertía a Sand sobre la participación en sociedades secretas, las suspicaces autoridades la consideraron como prueba de culpabilidad. Fries fue juzgado por el tribunal de Mainz, de manera que el archiduque de Weimar tuvo que retirarle el permiso de dar clases; sin embargo, siguió pagándole su sueldo, hasta que en 1824 pudo reemprender en parte sus lecciones y catorce años después, cinco antes de su muerte, las retomó de forma completa.

Se considera a Fries fundador del principio del presentimiento (Ahndung), mediante el cual trataba de escapar al dilema de fe y saber. Introdujo así el papel del sentimiento y de la Estética como principio de acción. Configura, pues, la «devoción» (Andacht) y la «abnegación» (Hingabe) como categorías extrarreligiosas de acción política. Según Fries, la convicción (Überzegung) y la intención (Gesinnung) son motivos suficientes de participación activa en el acontecer político. La propuesta de Fries, vehementemente a favor de la fundamentación de acciones con objetivo político llegando hasta el atentado, mantiene su vigencia.

[editar] Polémicas filosóficas

Fries estuvo implicado en una disputa con el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Ya en 1812, en su Ciencia de la lógica, Hegel atacó la «superficialidad» de la filosofía de Fries.[1] Años después, en el «Prefacio» de su Filosofía del derecho, Hegel criticó la participación de Fries en los acontecimientos estudiantiles y su papel en la Burschenschaft. A ojos de Hegel, Fries dependía de la «percepción inmediata y la imaginación contingente»;[2] sus puntos de vista eran más emocionales que racionales. Hegel argumentaba que la metodología de Fries no era suficientemente científica y que, por tanto, sus conclusiones eran ilógicas. No obstante, Fries respondió a estas críticas y acusó a Hegel de defender el orden existente y su propia posición privilegiada dentro de aquél. Dijo que «el hongo metafísico de Hegel no ha crecido en los jardines de la ciencia, sino en la colina de estiércol del servilismo».[3] Para Fries, las teorías de Hegel sólo tendían a la defensa del orden establecido y en concreto de las autoridades prusianas.

[editar] La escuela friesiana

A la primera escuela friesiana (1847-1849) pertenecieron: Ernst Friedrich Apelt (1815-1859), su representante principal y editor de la serie Abhandlungen der Fries'schen Schule (Tratados de la escuela friesiana), así como los filósofos Ernst Sigismund Mirbt (1799-1847), Friedrich van Calker (1790-1870) y Heinrich Johann Theodor Schmid (1799-1836), el botánico Ernst Hallier (1831-1904), el zoólogo Oscar Schmidt (1823-1886), el matemático Oskar Schlömilch (1823-1901) y otros. El matemático Carl Friedrich Gauss (1777-1855) y el botánico Matthias Jacob Schleiden (1804-1881) valoraban mucho a Fries. Para el filósofo y teólogo Friedrich Eduard Beneke (1798-1854) la filosofía de Fries tuvo una influencia esencial, como también para el filósofo Jürgen Bona Meyer (1829-1897) así como para los teólogos Wilhelm Martin Leberecht de Wette (1780–1849) y Carl Heinrich Schleiden (1809-1890, hermano del botánico antes citado), y para Karl August von Hase (1800-1890), Karl Schramm (1810-1888), Dankegott Kramer y Otto Eggeling.

El filósofo de la religión Rudolf Otto, sin ser discípulo ni seguidor de Fries, fue considerablemente influido por la doctrina de éste respecto al papel del sentimiento en la religión.[4]

A comienzos del siglo XX, el filósofo de Gotinga Leonard Nelson fundó una «Nueva Escuela Friesiana», editó desde 1904 una «Nueva Serie» de los Abhandlungen der Fries'schen Schule y fundó en 1913 una Jakob-Friedrich-Fries-Gesellschaft («Sociedad Jakob Friedrich Fries»), activa hasta 1921, con el psiquiatra y psicoterapeuta Arthur Kronfeld como gerente.

En tiempos recientes, el racionalismo crítico de Popper, representado en Alemania por Hans Albert y Helmut F. Spinner, entronca con la filosofía de Fries; en los EE.UU., el filósofo Kelley L. Ross se remite con fuerza a la filosofía friesiana y, con el título The Proceedings of the Friesian School, Fourth Series, conduce desde 1996 un e-journal con un «archivo filosófico».[5]

[editar] Obras de Fries

[editar] Ediciones originales

  • «Über das Verhältnis der empirischen Psychologie zur Metaphysik» (art. publicado en la revista Psychologisches Magazin, 1798).
  • Reinhold, Fichte und Schelling (Leipzig, 1803; reimpr. en 1824 como Polemische Schriften, «Escritos polémicos»).
  • Philosophische Rechtslehre (Teoría filosófica del derecho, 1803).
  • System der Philosophie als evidente Wissenschaft (Sistema de la filosofía como ciencia evidente, 1804).
  • Wissen, Glaube und Ahndung (Saber, fe y presentimiento, 1805).
  • Neue Kritik der Vernunft (Nueva crítica de la razón, 1807; 2ª edic. 1828-1831, como Neue oder anthropologische Kritik der Vernunft).
  • System der Logik (Sistema de la Lógica, 1811).
  • Julius und Evagoras, ein philosophischer Roman (novela filosófica, 1814).
  • Von deutschem Bund und deutscher Staatsverfassung (1816).
  • Handbuch der praktischen Philosophie (Manual de la filosofía práctica, 1817- 1832).
  • Handbuch der psychischen Anthropologie (Manual de antropología psíquica, 1820-1821, 2ª edic. 1837-1839).
  • Die mathematische Naturphilosophie (La filosofía natural matemática, 1822).
  • Über die Gefährdung des Wohlstandes und Charakters der Deutschen durch die Juden (Sobre la amenaza de los judíos para el bienestar y el carácter de los alemanes, 1816).
  • System der Metaphysik (Sistema de la metafísica, Heidelberg, 1824).
  • Handbuch der Religionsphilosophie und der philosophischen Ästhetik (Manual de filosofía de la religión y de estética filosófica, 1832).

[editar] Ediciones modernas

Desde 1967 se publica una edición de obras completas dispuestas en más de treinta tomos: Jakob Friedrich Fries - Sämtliche Schriften. Nach den Ausgaben letzter Hand zusammengestellt, eingeleitet und mit einem Fries-Lexikon versehen von Gert König (Bochum) und Lutz Geldsetzer (Düsseldorf) en la editorial Scientia Verlag de Aalen.

[editar] Bibliografía

  • Wolfgang Bonsiepen: Die Begründung einer Naturphilosophie bei Kant, Schelling, Fries und Hegel. Frankfurt, 1997 {ISBN 978-3-465-02889-5} Opone filosofía natural matemática y especulativa.
  • Ernst Cassirer: El problema del conocimiento, vol. III (México, FCE, 1986), cap. VII (pp. 532-572). (ISBN 968-16-2279-0)
  • Frederick Copleston: Historia de la filosofía. 7: De Fichte a Nietzsche; Barcelona, Ariel, 1978, 4ª edic. 1999 (ISBN 84-344-8706-3); cap. 12, § 1.
  • Kai Herrmann y Wolfram Hogrebe (editores): Jakob Friedrich Fries. Philosoph, Naturwissenschaftler und Mathematiker. Actas del symposium Probleme und Perspektiven von Jakob Friedrich Fries Erkenntnislehre und Naturphilosophie celebrado del 9 al 11 de octubre de 1997 en la Friedrich-Schiller-Universität de Jena. Lang, Frankfurt, 1999 (col. Studia Philosophica et Historica, tomo 25)
  • Kai Herrmann: Mathematische Naturphilosophie in der Grundlagendiskussion. Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga, 2000 (Neue Studien zur Philosophie, tomo 16). Fries y las ciencias.
  • Gerald Hubmann: Ethische Überzeugung und politisches Handeln. Jakob Friedrich Fries und die deutsche Tradition der Gesinnungsethik. Heidelberg, 1997.

[editar] Referencias y notas

  1. Así lo indica el propio Hegel en una nota a sus Principios de la filosofía del derecho, Barcelona, Edhasa, 1988 (ISBN 84-350-1432-0), pp. 44s. La crítica a Fries en la Ciencia de la lógica se halla en la «Introducción»; cf. la trad. de A. y R. Modolfo, Buenos Aires, Solar-Hachette, 1968, p. 49.
  2. G. W. F. Hegel, Elements of the Philosophy of Right, Cambridge University Press, Cambridge, 1991, pp. 15s. En español: Principios de la filosofía del derecho, Barcelona, Edhasa, 1988 (ISBN 84-350-1432-0), pp. 44s.
  3. J. F. Fries, carta del 6 de enero de 1821, en: Gunther Nicolin, Hegel in Berichten seiner Zeitgenossen, Felix Meiner, Hamburg, 1970, p. 221.
  4. Copleston, p. 198 (ver «Bibliografía»).
  5. Véase la web friesian.com. (Enlace consultado el 9 de noviembre de 2008.)

[editar] Enlaces externos

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jueves, 20 de octubre de 2011

Hermeneutica

Hermenéutica

La hermenéutica (del griego ἑρμηνευτικὴ τέχνη, jermeneutiké tejne, 'arte de explicar, traducir o interpretar') es la interpretación de textos en la teología, la filología y la crítica literaria. En la filosofía es la doctrina idealista según la cual los hechos sociales (y quizás también los naturales) son símbolos o textos que deben interpretarse en lugar de describirse y explicarse objetivamente. La hermenéutica filosófica se opone al estudio científico de la sociedad: sobre todo, desprecia la estadística social y los modelos matemáticos. Dado que considera lo social como si fuera espiritual, la hermenéutica subestima los factores ambientales, los biológicos y los económicos, al mismo tiempo que rechaza abordar los hechos macrosociales, como la pobreza y la guerra. De este modo, la hermenéutica constituye un obstáculo a la investigación de las verdades acerca de la sociedad y, por tanto, de los fundamentos de las políticas sociales.[1]

Contenido

[editar] Origen y evolución de la hermenéutica

El término hermenéutica proviene del verbo griego ἑρμηνεύειν (jermeneueien) que significa interpretar, declarar, anunciar, esclarecer y, por último, traducir. Significa que alguna cosa es vuelta comprensible o llevada a la comprensión. Se considera que el término deriva del nombre del dios griego Hermes, el mensajero, al que los griegos atribuían el origen del lenguaje y la escritura y al que consideraban patrono de la comunicación y el entendimiento humano; lo cierto es que este término originalmente expresaba la comprensión y explicación de una sentencia oscura y enigmática de los dioses u oráculo, que precisaba una interpretación correcta.

El término hermenéutica deriva directamente del adjetivo griego ἑρμηνευτικἡ, que significa (saber) explicativo o interpretativo, especialmente de las Sagradas Escrituras, y del sentido de las palabras de los textos, así como el análisis de la propia teoría o ciencia volcada en la exégesis de los signos y de su valor simbólico.

[editar] Hermetismo

Otro punto de vista afirma que lo hermético viene de la escuela instituida en Egipto y que debe su nombre a su fundador, Hermes Trismegisto. Quedando así para la historia el concepto de lo hermético –la enseñanza ocultista de una escuela, lo secreto- como aquello que sólo se revela a un grupo de miembros militantes de una doctrina, tal como se pretendía en esta escuela. Hermetismo es, por ende, lo secreto, lo no revelado, lo cerrado o encerrado, lo no accesible ni público, lo oculto e incluso, lo que está –por mágico o irrazonable- más allá de la comprensión simple. Así, la hermenéutica es el estudio del significado de cualquier símbolo oculto detrás de algo, principalmente de la palabra y un intento de minimizar la enajenación del lenguaje. La hermenéutica intenta descifrar el significado detrás de la palabra y, con ello, intenta la exégesis de la razón misma sobre el significado. Muchos escritos –Platón en Timeo declara que son decenas de miles, mantenidos por más de 9.000 años en los corredores del templo de Neith en Sais, Egipto– son atribuidos a Hermes Trismegisto. Durante el medievo y el renacimiento, los documentos que le fueron atribuidos a Hermes, se conocieron como "hermética" e influyeron en los alquimistas y magos de la época. Por otra parte, la frase o término: «sellado herméticamente», hacía referencia a los conjuros que protegían mágicamente cualquier objeto. La hermenéutica es una herramienta magnífica del intelecto, es -como se dijo antes- exégesis de la razón misma, sólo que, ligada inevitablemente a la razón y por ello a la palabra, conoce el límite en el símbolo. La idea, trasciende la razón.

La necesidad de una disciplina hermenéutica está dada por las complejidades del lenguaje, que frecuentemente conducen a conclusiones diferentes e incluso contrapuestas en lo que respecta al significado de un texto. El camino a recorrer entre el lector y el pensamiento del autor suele ser largo e intrincado. Ello muestra la conveniencia de usar todos los medios a nuestro alcance para llegar a la meta propuesta.

Evémero de Mesene (siglo IV a. C.) realizó el primer intento de interpretar racionalmente las leyendas y mitos griegos reduciendo su contenido a elementos históricos y sociales (evemerismo). En el siglo VI a. C. Teágenes de Regio intentó una empresa parecida para interpretarlos de forma alegórica y extraer su sentido profundo.

[editar] Hermenéutica y teología

Pero el origen de los estudios hermenéuticos se encuentra realmente en la teología cristiana, donde la hermenéutica tiene por objeto fijar los principios y normas que han de aplicarse en la interpretación de los libros sagrados de la Biblia, que, como revelados por Dios pero compuestos por hombres, poseían dos significados distintos: el literal y el espiritual, este último dividido en tres: el anagógico, el alegórico y el moral:

Et ita etiam nulla confusio sequitur in sacra Scriptura, cum omnes sensus fundentur super unum, scilicet litteralem.
Y de este modo no existe confusión en las Escrituras, puesto que todos los sentidos se fundamentan en uno, el literal.
  • El sentido espiritual, infuso por Dios en el hombre según la creencia cristiana, da un sentido religioso suplementario a los signos, dividido en tres tipos diferentes:
    • El sentido alegórico, por el que es posible a los cristianos adquirir una comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación en Cristo; de esa manera el paso del mar Rojo simboliza la victoria de Cristo y el bautismo. (véase 1 Co 10:2).
    • El sentido moral, por el cual los acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducir a un obrar justo; su fin es la instrucción (1 Co 10, 11; véase Pablo a los hebreos 3-4,11).
    • El sentido anagógico (o sentido místico) por el cual los santos pueden ver realidades y acontecimientos de una significación eterna, que conduce (en griego anagogue) a los cristianos hacia la patria celestial. Así, la Iglesia en la tierra es signo de la Jerusalén celeste. (véase Apocalipsis 21,1-22,5)

[editar] Romanticismo y Friedrich Schleiermacher

Después de permanecer recluida durante varios siglos en el ámbito de la Teología, la hermenéutica se abrió en la época del Romanticismo a todo tipo de textos escritos. En este contexto se sitúa Friedrich Schleiermacher (1768-1834), que ve en la tarea hermenéutica un proceso de reconstrucción del espíritu de nuestros antepasados. Así, Schleiermacher plantea un círculo hermenéutico para poder interpretar los textos, postula que la correcta interpretación debe tener una dimensión objetiva, relacionada con la construcción del contexto del autor, y otra subjetiva y adivinatoria, que consiste en trasladarse al lugar del autor. Para Schleiermacher la hermenéutica no es un saber teórico sino práctico, esto es, la praxis o la técnica de la buena interpretación de un texto hablado o escrito. Trátase ahí de la comprensión, que se volvió desde antaño un concepto fundamental y finalidad de toda cuestión hermenéutica. Schleiermacher define la hermenéutica como «reconstrucción histórica y adivinatoria, objetiva y subjetiva, de un discurso dado».

[editar] Historicismo diltheiano

Esta perspectiva influirá en la aparición del historicismo diltheiano. Wilhelm Dilthey (1833-1911) cree que toda manifestación espiritual humana, y no sólo los textos escritos, tiene que ser comprendida dentro del contexto histórico de su época. Si los acontecimientos de la naturaleza deben ser explicados, los acontecimientos históricos, los valores y la cultura deben ser comprendidos. Según Wilhelm Dilthey, estos dos métodos serían opuestos entre sí: explicación (propia de las ciencias naturales) y comprensión (propia de las ciencias del espíritu o ciencias humanas):

Esclarecemos por medio de procesos intelectuales, pero comprendemos por la cooperación de todas las fuerzas sentimentales en la aprehensión, por la inmersión de las fuerzas sentimentales en el objeto.

Wilhelm Dilthey fue el primero en formular la dualidad entre las «ciencias de la naturaleza» y las «ciencias del espíritu», que se distinguen respectivamente por el uso de un método analítico esclarecedor, una, y el uso de un procedimiento de compresión descriptiva, la otra. Comprensión y aprehensión de un significado y sentido es lo que se presenta a la comprensión como contenido. Sólo podemos determinar la compresión por el sentido y el sentido apenas por la comprensión. Toda comprensión es aprehensión de un sentido. Para Dilthey todo conocimiento de las ciencias del espíritu es una comprensión y un conocimiento histórico. Este conocimiento es posible porque la vida (el objeto de estudio de las ciencias del espíritu) genera estructuras, ya sean desde una obra pictórica a una literaria; entonces concede a la hermenéutica el papel de disciplina encargada de interpretar dichas estructuras, permitiendo el conocimiento en las ciencias del espíritu.

[editar] Martin Heidegger

Ya en el siglo XX, Martin Heidegger, en su análisis de la comprensión, afirma que, cualquiera que sea, presenta una «estructura circular»:

Toda interpretación, para producir comprensión, debe ya tener comprendido lo que va a interpretar.

Heidegger introduce nuevos derroteros en la hermenéutica al dejar de considerarla únicamente como un modo de comprensión del espíritu de otras épocas y pensarla como el modo fundamental de situarse el ser humano en el mundo: existir es comprender. Desde entonces su hermenéutica de la facticidad se convierte en una filosofía que identifica la verdad con una interpretación históricamente situada (Hans-Georg Gadamer). La hermenéutica es considerada la escuela de pensamiento opuesta al positivismo.

[editar] Paul Ricoeur

Paul Ricoeur (Essais d'herméneutique, París: Seuil, 1969) supera en su aporte a las dos corrientes anteriores, y propone una «hermenéutica de la distancia», lo que hace que surja una interpretación es el hecho de que haya un distancia entre el emisor y el receptor. De esta hermenéutica surge una teoría cuyo paradigma es el texto, es decir, todo discurso fijado por la escritura. Al mismo tiempo este discurso sufre, una vez emitido, un desarraigamiento de la intención del autor y cobra independencia con respecto a él. El texto ahora se encuentra desligado del emisor, y es una realidad metamorfoseada en la cual el lector, al tomar la obra, se introduce. Pero esta misma realidad metamorfoseada propone un «yo», un «Dasein», que debe ser extraído por el lector en la tarea hermenéutica. Para Ricoeur interpretar es extraer el ser-en-el-mundo que se halla en el texto. De esta manera se propone estudiar el problema de la «apropiación del texto», es decir, de la aplicación del significado del texto a la vida del lector. La reelaboración del texto por parte del lector es uno de los ejes de la teoría de Paul Ricoeur.

[editar] Mauricio Beuchot

La propuesta de Hermenéutica Analógica hecha por Mauricio Beuchot surge a partir del Congreso Nacional de Filosofía, llevado a cabo en la ciudad de Cuernavaca, en Morelos, México, en 1993. Influenciado por otro gran filósofo argentino, Enrique Dussel, y el llamado método analéctico, para posteriormente retomar ideas de la analogía en Peirce, Mauricio Beuchot propone un proyecto hermenéutico novedoso y original denominado Hermenéutica Analógica, o también, Hermenéutica Analógico-Icónica. La Hermenéutica Analógica se estructura como intermedia entre la univocidad y la equivocidad. La univocidad tiende a la identidad entre el significado y su aplicación, es una idea positivista y fuerte que pretende objetividad. Por ejemplo la hermenéutica de Emilio Betti. Mientras que la equivocidad es la diferencia del significado y de aplicación, tiende al relativismo y subjetivismo. Por ejemplo la filosofía de Ricard Rorty. La hermenéutica analógica trata de evitar posturas extremas, abriendo el margen de las interpretaciones, jerarquizándolas de una manera ordenada de modo que exista una interpretación que sea el analogado principal y otras interpretaciones que sean analogazos secundarios. Así se plantea como una postura moderada, que recupera la noción aristotélica de la Frónesis, y puede plantearse como la interpretación de textos que permite una postura ni equivocista (lo que no es) ni univocista (lo que es), sino prudente en un punto medio.

[editar] Estructuras básicas de la comprensión

  • Estructura de horizonte: el contenido singular y aprendido en la totalidad de un contexto de sentido, que es preaprendido y coaprendido.
  • Estructura circular:[2] la comprensión se mueve en una dialéctica entre la precomprensión y la comprensión de la cosa, es un acontecimiento que progresa en forma de espiral, en la medida que un elemento presupone otro y al mismo tiempo hace como que va adelante.
  • Estructura de diálogo: en el diálogo mantenemos nuestra comprensión abierta, para enriquecerla y corregirla.
  • Estructura de mediación: la mediación se presenta y se manifiesta en todos los contenidos, pero se interpreta como comprensión en nuestro mundo y en nuestra historia.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

[editar] Bibliografía

  • Mario Bunge (2007). Diccionario de Filosofía. Madrid: Siglo XXI Editores. ISBN 968-23-2276-6. 
  • Ortiz-Osés, Andrés & Lanceros, Patxi (2005). Claves de hermenéutica: para la filosofía, la cultura y la sociedad. Bilbao: Universidad de Deusto. Departamento de Publicaciones. ISBN 978-84-7485-479-4. 
  • — (1997-2004/2006). Diccionario de hermeneútica: una obra interdisciplinar para las ciencias humanas. H.G. Gadamer, G. Durand, P. Ricoeur, G. Vattimo, R. Panikkar, J.L. Aranguren, E. Dussel, E. Trías y otros. Quinta edición. Bilbao: Universidad de Deusto. Departamento de Publicaciones. ISBN 978-84-7485-917-1. 
  • Larisa Cercel (ed.) (2009). Übersetzung und Hermeneutik / Traduction et herméneutique. Bucharest, Zeta Books. ISBN 978-973-1997-06-3 (paperback), ISBN 978-973-1997-07-0 (ebook). 

[editar] Enlaces externos

Wikilibros

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domingo, 16 de octubre de 2011

siempre le echan la culpa a Dios de lo bueno y de lo malo

curioso que sea Nietzsche el que dijo que si no existiera Dios todo estaria permitido. Justamente que lo diga el que tanto critico inteligentemente la Moral Cristiana el concepto de bien y el Mal 
Pero al hacerlo esta reconociendo la importancia moral de creer en Dios y sus consecuencias.Independientemente de que exista o no Dios. Porque hay quienes creen que se puede construir una Moral mejor sin Dios.
En nombre de Dios se ha matado mucha gente pero mas gente se ha matado en nombre de las ideologias como el marxismo el socialismo cientifico y el nacionalismo. Las mayores matanzas han ocurrido en el siglo 20 justamente y  coinciden con el avance da las ciencias sociales y exactas como la fisica. No olvidemos que el socialsimo cientifico tambien se ha convertido en una religion al hacerle creer a la gente que la solucion de la injusticia social ya se conoce y no hay nada mas que hablar.Por lo tanto se justifica todo para lograr ese objetivo sonado. Asi muchos lideres marxistas han justificado sus matanzas. Asi como el recorte de las libertades humanas.
 
c mori
 

El Factor Dios

José Saramago

En algún lugar de la India. Una fila de piezas de artillería en posición. Atado a la boca de cada una de ellas hay un hombre. En primer plano de la fotografía, un oficial británico levanta la espada y va a dar orden de disparar. No disponemos de imágenes del efecto de los disparos, pero hasta la más obtusa de las imaginaciones podrá 'ver' cabezas y troncos dispersos por el campo de tiro, restos sanguinolentos, vísceras, miembros amputados.Los hombres eran rebeldes.

En algún lugar de Angola. Dos soldados portugueses levantan por los brazos a un negro que quizá no esté muerto, otro soldado empuña un machete y se prepara para separar la cabeza del cuerpo.

Esta es la primera fotografía. En la segunda, esta vez hay una segunda fotografía, la cabeza ya ha sido cortada, está clavada en un palo, y los soldados se ríen. El negro era un guerrillero.

En algún lugar de Israel. Mientras algunos soldados israelíes inmovilizan a un palestino, otro militar le parte a martillazos los huesos de la mano derecha. El palestino había tirado piedras.

Estados Unidos de América del Norte, ciudad de Nueva York. Dos aviones comerciales norteamericanos, secuestrados por terroristas relacionados con el integrismo islámico, se lanzan contra las torres del World Trade Center y las derriban. Por el mismo procedimiento un tercer avión causa daños enormes en el edificio del Pentágono, sede del poder bélico de Estados Unidos. Los muertos, enterrados entre los escombros, reducidos a migajas, volatilizados, se cuentan por millares.

Las fotografías de India, de Angola y de Israel nos lanzan el horror a la cara, las víctimas se nos muestran en el mismo momento de la tortura, de la agónica expectativa, de la muerte abyecta.

En Nueva York, todo pareció irreal al principio, un episodio repetido y sin novedad de una catástrofe cinematográfica más, realmente arrebatadora por el grado de ilusión conseguido por el técnico de efectos especiales, pero limpio de estertores, de chorros de sangre, de carnes aplastadas, de huesos triturados, de mierda.

El horror, escondido como un animal inmundo, esperó a que saliésemos de la estupefacción para saltarnos a la garganta. El horror dijo por primera vez 'aquí estoy' cuando aquellas personas se lanzaron al vacío como si acabasen de escoger una muerte que fuese suya. Ahora, el horror aparecerá a cada instante al remover una piedra, un trozo de pared, una chapa de aluminio retorcida, y será una cabeza irreconocible, un brazo, una pierna, un abdomen deshecho, un tórax aplastado.

Pero hasta esto mismo es repetitivo y monótono, en cierto modo ya conocido por las imágenes que nos llegaron de aquella Ruanda- de-un-millón-de-muertos, de aquel Vietnam cocido a napalm, de aquellas ejecuciones en estadios llenos de gente, de aquellos linchamientos y apaleamientos, de aquellos soldados iraquíes sepultados vivos bajo toneladas de arena, de aquellas bombas atómicas que arrasaron y calcinaron Hiroshima y Nagasaki, de aquellos crematorios nazis vomitando cenizas, de aquellos camiones para retirar cadáveres como si se tratase de basura.

Siempre tendremos que morir de algo, pero ya se ha perdido la cuenta de los seres humanos muertos de las peores maneras que los humanos han sido capaces de inventar.

Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón, es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones, manda matar en nombre de Dios.

Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; que, por el contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana.

Al menos en señal de respeto por la vida, deberíamos tener el valor de proclamar en todas las circunstancias esta verdad evidente y demostrable, pero la mayoría de los creyentes de cualquier religión no sólo fingen ignorarlo, sino que se yerguen iracundos e intolerantes contra aquellos para quienes Dios no es más que un nombre, nada más que un nombre, el nombre que, por miedo a morir, le pusimos un día y que vendría a dificultar nuestro paso a una humanización real.

A cambio nos prometía paraísos y nos amenazaba con infiernos, tan falsos los unos como los otros, insultos descarados a una inteligencia y a un sentido común que tanto trabajo nos costó conseguir.

Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese, y yo respondo que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel.

Durante siglos, la Inquisición fue, también, como hoy los talibán, una organización terrorista dedicada a interpretar perversamente Links sagrados que deberían merecer el respeto de quien en ellos decía creer, un monstruoso connubio pactado entre la Religión y el Estado contra la libertad de conciencia y contra el más humano de los derechos: el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa.

Y, con todo, Dios es inocente. Inocente como algo que no existe, que no ha existido ni existirá nunca, inocente de haber creado un universo entero para colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria, mientras los muertos se van acumulando, estos de las torres gemelas de Nueva York, y todos los demás que, en nombre de un Dios convertido en asesino por la voluntad y por la acción de los hombres, han cubierto e insisten en cubrir de terror y sangre las páginas de la Historia.

Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero el `factor Dios´, ese, está presente en la vida como si efectivamente fuese dueño y señor de ella.

No es un dios, sino el `factor Dios´ el que se exhibe en los billetes de dólar y se muestra en los carteles que piden para América (la de Estados Unidos, no la otra...) la bendición divina. Y fue en el `factor Dios´ en lo que se transformó el dios islámico que lanzó contra las torres del World Trade Center los aviones de la revuelta contra los desprecios y de la venganza contra las humillaciones.

Se dirá que un dios se dedicó a sembrar vientos y que otro dios responde ahora con tempestades. Es posible, y quizá sea cierto. Pero no han sido ellos, pobres dioses sin culpa, ha sido el `factor Dios´, ese que es terriblemente igual en todos los seres humanos donde quiera que estén y sea cual sea la religión que profesen, ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a las intolerancias más sórdidas, ese que no respeta sino aquello en lo que manda creer, el que después de presumir de haber hecho de la bestia un hombre acabó por hacer del hombre una bestia.

Al lector creyente (de cualquier creencia...) que haya conseguido soportar la repugnancia que probablemente le inspiren estas palabras, no le pido que se pase al ateísmo de quien las ha escrito. Simplemente le ruego que comprenda, con el sentimiento, si no puede ser con la razón, que, si hay Dios, hay un solo Dios, y que, en su relación con él, lo que menos importa es el nombre que le han enseñado a darle. Y que desconfíe del `factor Dios´. No le faltan enemigos al espíritu humano, mas ese es uno de los más pertinaces y corrosivos. Como ha quedado demostrado y desgraciadamente seguirá demostrándose.

José Saramago es escritor portugués, premio Nobel de Literatura

 

http://www.cuervoblanco.com/factordios.html

Baal the demon

Baal (demon)

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The Dictionnaire Infernal illustration of Baal.

Baal (play /ˈbl/ bayl; sometimes spelled Bael, Baël (French), Baell) is one of the seven princes of Hell. He is mentioned widely in the Old Testament as the primary pagan idol of the Phoenicians, often associated with the pagan goddess Ashtaroth.

Contents

[edit] Archaeology and scripture

Baʿal is a title meaning "lord" that was applied to a number of West Semitic gods.[1]

Baal Hadad, probably the most widely worshiped Baal, was worshiped by Arameans who brought his worship to other parts of the Mediterranean. Early demonologists, unaware of Hadad or that the instances of the term "Baʿal" in the Bible referred to any number of local deities, few to none of them referring to Hadad, came to regard the term as referring to but one personage. Until archaeological digs at Ras Shamra and Ebla uncovered texts explaining the Syrian pantheon, the Baʿal Zebûb was frequently confused with various Semitic gods named Baʿal, and in the New Testament might refer to a high-ranking devil or to Satan himself.[2][3]

The Biblical and historical evidence shows that the Moabites worshiped a Baal. The pre-Islamic and Muslim sources show that the Meccans took over the idol Hubal from the Moabites.

[edit] Christian demonology

Baal is a Christian demon.[4] According to Christian demonology, Baal was ranked as the first and principal king in Hell, ruling over the East. According to some authors Baal is a Duke, with sixty-six legions of demons under his command. The term "Baal" is used in various ways in the Old Testament, with the usual meaning of master, or owner. It came to sometimes mean the local pagan god of a particular people, and at the same time all of the idols of the land. It is also found in several places in the plural Baalim, or Baals (Judges 2:11, 10:10). There were many variations, such as the sun god, the god of fertility, and Beelzebub, or the "lord of flies".

During the English Puritan period, Baal was either compared to Satan or considered his main assistant. According to Francis Barrett, he has the power to make those who invoke him invisible, and to some other demonologists his power is stronger in October. According to some sources, he can make people wise, speaks hoarsely, and carries ashes in his pocket.

While his Semitic predecessor was depicted as a man or a bull,[5] the demon Baal was in grimoire tradition said to appear in the forms of a man, cat, toad, or combinations thereof. An illustration in Collin de Plancy's 1818 book Dictionnaire Infernal rather curiously placed the heads of the three creatures onto a set of spider legs.

[edit] See also

[edit] References

  1. ^ Leick, Gwendolyn A Dictionary of Ancient Near Eastern Mythology
  2. ^ "In NT Gk. beelzeboul, beezeboul (Beelzebub in TR and AV) is the prince of the demons (Mt. 12:24, 27; Mk. 3:22; Lk. 11:15, 18f.), identified with Satan (Mt. 12:26; Mk. 3:23, 26; Lk. 11:18).", Bruce, "Baal-Zebub, Beelzebul", Wood, D. R. W., & Marshall, I. H. (1996). New Bible dictionary (3rd ed.) (108). Leicester, England; Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press.
  3. ^ "Besides, Matt 12:24; Mark 3:22; Luke 11:15 use the apposition ἄρχων τῶν δαιμονίων 'head of the Demons'.", Herrmann, "Baal Zebub", in Toorn, K. v. d., Becking, B., & Horst, P. W. v. d. (1999). Dictionary of deities and demons in the Bible DDD (2nd extensively rev. ed.) (154). Leiden; Boston; Grand Rapids, Mich.: Brill; Eerdmans.
  4. ^ Baal also refers to various gods and goddesses who are not demons. This is a potential source of confusion. In this article the name Baal is used only to refer to the demon Baal, unless stated otherwise.
  5. ^ Miller, Patrick (2000).Israelite religion and Biblical theology: collected essays. Continuum International Publishing Group, p. 32. ISBN 184127142X

[edit] Sources

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